La historia de Molino
Estamos muy orgullosos de que Molino del Santo sea un hotel familiar que lleva funcionando desde 1987. Pauline y Andy se hicieron cargo de él tras enamorarse de Andalucía, ampliándolo de 6 a 18 habitaciones.
En 2024, la historia familiar continúa. Carmen, la hija mayor de Pauline y Andy y que aparece en la foto de la derecha, continuará el legado familiar con su pareja Martin.
Nuestro otro gran motivo de orgullo es nuestro increíble personal, que ha sido una parte insustituible de nuestra historia y del éxito del hotel. Seis de los que aparecen en la foto, tomada en 1995, siguen trabajando con nosotros.
La siguiente generación, misma energía
Repleto de historia
El Molino del Santo era un molino de aceitunas y maíz hace 150 años. Había dos piedras para moler el maíz, una de las cuales aún se conserva en la sala del molino. Además, había dos ruedas de pedal para aprovechar la energía del agua del río. Estas ruedas se encontraban bajo lo que ahora es la terraza.
Cerca de la chimenea del Molino se encuentran los restos del horno donde se cocía el pan y se vendía en una tienda donde ahora se encuentra la habitación 1.
El maíz se almacenaba en la zona donde ahora están las habitaciones 5 y 6 y pasaba al molino de abajo por pura gravedad. Al final de la escalera, en el vestíbulo, a la izquierda hay una pequeña habitación. Antiguamente esta habitación estaba cubierta con una cortina para que no se supiera de su existencia y es donde el molinero guardaba el maíz que quería vender en el mercado negro.
Andy y Pauline fundaron Molino en 1986. Habían visto varias parcelas antes de ésta, pero al llegar a Molino se dieron cuenta de que era exactamente lo que buscaban para su proyecto: un pequeño centro para ingleses que quisieran explorar el sur de España.
Con sólo cinco meses para abrir Molino, fue un momento tenso y difícil, sobre todo porque no les sobraba el dinero. Los amigos ayudaron, los padres financiaron un poco y los trabajadores locales fueron increíblemente rápidos y eficientes. Molino abrió en mayo de 1987 con sólo una semana de retraso. Tras mucho trabajo y dedicación, así como clientes muy pacientes, Molino empezó a tener buena reputación.
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